Si lo pensamos bien, son solo unos pocos días que desconectamos de la rutina, donde el tiempo se vuelve a favor de nuestros deseos.
La temida vuelta de las vacaciones es el cambio a la rutina, pero no debería ser así.
Y en realidad, si nos fijamos miles, de ejemplos publicitarios se dedican a romperla: empieza esta colección, apúntate a un gimnasio, aprende un idioma…
No hay que fijarse mucho para darse cuenta de que solo aprovechan el «cambio» para hacernos adquirir otro hábito más.
Es la vida, y la vida es rutina y es cambio. Y también es ilusión, porque si no hay ilusión no hay vida.
En realidad, la vuelta es ya un cambio en sí mismo.
Afrontémosla como eso: como un cambio. Algunas costumbres permanecerán, otras se irán y otras se incorporarán a nuestra vida.
En este retorno mejor pensemos qué cosas nos deparará el otoño, qué y a quién conoceremos. ¡Afrontémoslo con ilusión y con ganas de vivirlo!
Porque la vida son altibajos. Son trabajo y vacaciones. Son penas y alegrías. Y el saber equilibrarlos nos hará sentir bien. Algunas veces… ¡incluso seremos felices!